Llevo un par de días desayunando galletas danesas. Me traen buenos recuerdos de cuando era pequeño. Y están riquísimas. Ahora estaréis pensando que sí, que están buenas pero que tienen mucha mantequilla. O más probablemente que vaya entrada surrealista, ¿qué le ha dado a éste con las galletas danesas? Pues es que Luisja, el compañero de máster y becario de Dinamarca, vino a visitarnos a Japón desde esas gélidas tierras, y nos trajo a María, Iván y a mi una caja de galletas danesas a cada uno.
Y estos días cada vez que desayuno galletas danesas con leche me acuerdo de él, y he pensado que podría hacer una entrada en agradecimiento por esos regalos gastronómicos que suelen traer las visitas y que tanto le alegran el estómago y el corazón a uno.
Esto es un licor koreano que me ha traido Laura (becaria en Korea) y su prima Nuria, que están este fin de semana por Tokyo. Tiene buena pinta mmm.
¡Que grande! jajaj. Cuando lo vea Ric sé que me va a querer canear porque todavía no lo he preparado, pero que sepas que tengo apuntada la receta de la abuela y caerá en breve. Por su puesto le dedicaré una entrada propia como se merece. Y aquí un poco de jamón serrano que me enviaron mis padres. ¡Esto en Japón es oro rojo!
¡Muchas gracias a todos!