lunes, septiembre 15, 2008

La Cartera

El viernes pasado quedé para cenar con Alex, mi senpai en la Oficina Comercial, que está otra vez viviendo en Tokio.

Fuimos a cenar tempura a una callejuela llena de restaurantes, de camino a la estación de Tamachi. Cuando terminamos, al salir a la calle vi una cartera en el suelo.

A wallet!

No sabíamos si dejarla allí, pero ante la duda de que la persona que la perdió no supiese dónde se le había caído, optamos por llevarla a la koban (comisaría de policía) más cercana. Estaba al otro lado de la estación de Tamachi, a unos 5 minutos andando.

De camino miramos que tenía la cartera, únicamente tarjetas de negocios. había como 20 distintas y otras tantas iguales, por lo que dedujimos que las que se repetían eran las del dueño de la cartera. Se nos ocurrió que podíamos llamarle o escribirle un correo, pero como ya estabamos cerca de la comisaría optamos por entregarla allí, craso error.


Entramos por la puerta y nos recibe un policía sentado detrás de un mostrador. Dos segundos de silencio después, ponemos fin al pánico que le consume con un cortés saludo en Japonés. Después de todo parece que estos dos extranjeros no le van a hablar en inglés.

Le explicamos la situación, que hemos encontrado una cartera en la calle, y que veníamos a dejarla en la koban por si el dueño iba a buscarla. También le enseñamos la tarjeta repetida y que lo más probable es que se trate del dueño, así que ahí tenían los datos para contactar con él.

Yo pensaba que sería cuestión de entregarle la cartera dar media vuelta e ir a buscar un helado de postre. Mmm ¿de tarta de queso, azuki quizás?


Policía - ¡Esperad un momento!
Nosotros - ¿Si?
Policía - Hay que rellenar esto.

Dijo mientras sacaba un formulario. Me fue preguntándo mis datos y rellenando la hoja. Nombre, dirección, teléfono, etc. Después copió los datos del dueño de la cartera y cuando creía que ya íbamos a terminar sacó un callejero de Tokio (como el libro de Petete y Los Pilares de la Tierra juntos), y nos pidió que señalásemos exactamente dónde habíamos encontrado la cartera. Encontramos el lugar exacto y tomó nota. Acto seguido nos preguntó que a qué hora la habíamos encontrado. Le decimos que hace unos 10 minutos.

En ese momento llaman al teléfono. Nuestro onvre lo coge al tiempo que entra por la puerta otro policía. Le pasa el teléfono al nuevo y se pone a mirar la cartera a 10 cms de distancia. Nos pregunta que qué ponía ahí.

Al parecer había un relieve en el cuero que no habíamos visto. En letras pequeñas estaba grabada la marca de la cartera "Head South" y en letras minúsculas algo así como "hecho a mano, desde bla, bla". El policía, entonces empezó a tomar nota de la marca, con la calma, porque supongo que no estaría acostumbrado a escribir inglés. H, E, A, D...

Por suerte logramos convencerle de que lo que ponía en letra pequeña no era importante y que no hacía falta que lo apuntase. Después le empezó a contar al otro policía, que ya había terminado de hablar, que habíamos ido a devolver una cartera que nos habíamos encontrado, etc...

El otro policía coge la cartera y empieza a mirarla concienzudamente, y nos dice que como es que no hay dinero, que como saben ellos que no había dinero antes.


Alex y yo nos miramos pensando que aquello era un poco kafkiano. ¿Porqué íbamos a quedarnos el dinero e ir a devolver la cartera? Seguimos hablando y resultó ser un malentendido. Lo que nos estaba preguntando en realidad era que si no aparecía el dueño, si queríamos quedarnos con ella.

Aliviado le digo que no hace falta, mientras pensaba para mí porqué no le habríamos mandado un correo directamente al dueño de la cartera, o lanzado la susodicha a través de la puerta de la comisaría y salido corriendo...

Después me preguntaron si quería que mis datos permaneciesen anónimos o si quería que el hombre que perdió la cartera pudiese verlos. Les dije que prefería que fuesen anónimos , y media hora larga después de entrar en la comisaría recuperamos la libertad. Por suerte no tuvimos que asistir a las demás fases del proceso como el interrogatorio a testigos, busqueda de huellas dactilares, etc...

Ahora en serio, da gusto que todo funcione bien aquí, aunque a veces llevan todo demasiado por el libro.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante y divertida la aventura. Vaya mal rato que pasaría el policía, con lo que les descoloca lo que se sale de su cometido normal. Menos mal que el final fue feliz.
SIT

Anónimo dijo...

Precioso el relato, es como un capitulo de una novela,pero real como la vida misma, muy bien redactado, me veo yo declarando ante los policias de aqui.... para empezar seria irreal devolver una cartera sin dinero.
Lo primero que pensarian seria que me he guardado el dinero en el bolsillo y que no les hiciera perder el tiempo

Anónimo dijo...

Aaayy cómo echo de menos los helados de boniato...

Si las carteras sonasen cual móviles tirados en medio de la carretera, no harían falta comisarías... jij

Kisses!!

Ricardo dijo...

Qué bueno!! La próxima vez métele un condón y 2 ó 3 tarjetas de un sexshop a ver qué pasa XDDDDDD

Ric.

Anónimo dijo...

Eso te pasa por ir en malas compañias... XD

Rosa dijo...

Pues si que hay que hacer cosas para devolver una cartera.
La verdad es que lo del dinero da un poco de cague, imagínate que montan una confabulación judeomasónica para acusarte de haberte quedado con el dinero. Me muero.
Besitos :)

Anónimo dijo...

Los KOBAN me parecen un lugar ideal para la “policía de barrio”, deberían implantarse en todas o casi todas las ciudades. Los ciudadanos los ubicaría fácilmente como los “kioscos”.
Aquí van en coche, en moto o en bici patrullando y cuando los necesitas realmente nunca los tienes a mano. Y no digamos si encuentras algo perdido, entonces tienes que ir a la jefatura que está en casadios.
De Japón se aprende de casi todo y tu honradez Adri deja muy alto a nuestro pabellón, que tan mala fama tiene.
Un consejo: llevar siempre varias tarjetas de visita en la cartera o ¿no?